Novitates Caribaea. Número 20, julio, 2022: V-VII. ISSN, versión impresa: 2071–9841 ISSN, versión en línea: 2079–0139

DOI: https://doi.org/10.33800/nc.vi20.305

IN MEMORIAM

GILBERTO SILVA TABOADA

(1927–2022)

NOVITATES CARIBAEA - Open Access

El 15 de enero de este año falleció Gilberto Silva Taboada, extraordinario naturalista cubano y de todo el Caribe con trascendencia intercontinental. Murió a la edad de 94 años, en La Habana, ciudad donde nació el 21 de noviembre de 1927, y en cuya universidad inició sus estudios superiores. La revista Novitates Caribaea se honra enalteciendo su figura y dedica este número 20 (julio, 2022) en honor a su memoria. image1Gilberto Silva Taboada en el Museo Americano de Historia Natural, Nueva York, cuando esta institución le confirió el Doctorado honoris causa (2016).

Al momento de su fallecimiento, Silva Taboada tenía la condición de curador emérito del Museo Nacional de Historia Natural de Cuba, institución de la que fue fundador y a la que se dedicó por más de 60 años. Su partida deja un gran vacío, como siempre ocurre en estas circunstancias con hombres y mujeres de su amplia dimensión, pero también deja la herencia de incontables aportes a la defensa y conservación de las áreas protegidas y los recursos naturales, así como en la valoración de las colecciones científicas de referencia. Nos legó una obra científica voluminosa y de alta calidad en la mastozoología y en el estudio de la espeleofauna.

Tan importante como las contribuciones referidas es el legado no tangible y de alcance ilimitado que nos deja Silva Taboada: el ejemplo de un hombre humilde que vivió y murió con dignidad, entregándose sin reservas y con pasión a su trabajo, un gran ejemplo a seguir por las presentes y futuras generaciones. Yasmín Peraza, museóloga del Museo Nacional de Historia Natural de Cuba, amiga, colega y esposa de Silva Taboada, nos escribió estas palabras de valoración:

Siempre han existido seres humanos que sobresalen del promedio por diferentes razones, personas extraordinarias, así fue Gilberto Silva Taboada. Lo conocí como fundador del Museo de Historia Natural de Cuba, como el primer museólogo de la historia natural cubana por sus aportes –clásicos ya– al cuerpo teórico de la Museología. Lo conocí como el mastozoólogo riguroso, con obras paradigmáticas; como el científico integrador y transdisciplinario que socializó y abrió caminos desde el museo a disciplinas como la Paleontología, la Paleogeografía y la Biogeografía. Lo conocí como el editor científico certero a quien todos se confiaban. Lo conocí como el gran conversador, como el polemista siempre respetuoso del criterio diferente. Lo conocí como el maestro de muchos. Lo conocí como el cubano por nacimiento y convicción que enseñaba a amar la Naturaleza como a uno mismo. Pero sobre todo, lo conocí como el príncipe eterno del optimismo, de la generosidad, y como el ser humano extraordinario que fue.

El trabajo de investigación de Silva Taboada se orientó fundamentalmente hacia los murciélagos y la bioespeleología, abarcando aspectos tan variados como taxonomía, historia natural, ecología, biogeografía y etología. Entre sus numerosas publicaciones, incluyendo artículos y libros, destaca Los murciélagos de Cuba (1979), una portentosa monografía considerada por autorizados investigadores de los quirópteros como un clásico de la mastozoología americana. Previos a esta extraordinaria publicación fueron otros trabajos suyos muy bien valorados, tales como A new species of bat of the genus Antrozous from Cuba (1960), Apuntes históricos sobre las investigaciones bioespeleológicas en Cuba (1961, En A. Núñez Jiménez [Ed.], Veinte años explorando a Cuba), Estado de los recursos naturales (renovables y no renovables) de Cuba (1963, como editor), Notes on the ocurrence and ecology of Tadarida laticaudata yucatanica in Eastern Cuba (1964), Lista de los parásitos hallados en murciélagos cubanos (1965), Morphological and behavioral evidence for the relationship between the bat genus Brachyphylla and the Phyllonycterinae (1969), Sinopsis de la espeleofauna Cubana (1974), entre muchos.

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Fotografías sobre Gilberto Silva Taboada. 1, en el acto por el XX aniversario de la Sociedad Espeleológica de Cuba, a la izquierda de Fidel Castro (1960); 2, impartiendo una conferencia en el Museo Nacional de Historia Natural de Cuba (2005); 3, trabajando en el Museo Nacional de Historia Natural de Cuba (2014); 4, haciendo trabajos científicos de campo con su colega Angelo Soto, en el Parque Nacional Alejandro de Humboldt (2015).

El trabajo de Silva Taboada con los quirópteros y la bioespeleología, a pesar de que fue intenso y productivo, no impidió que hiciera aportes significativos en pro del desarrollo institucional de la ciencia y su divulgación en Cuba. Fue miembro fundador del consejo de dirección del Museo Cubano de Ciencias Naturales (1960), institución que luego se transformó en el actual Museo Nacional de Historia Natural de Cuba; fundador y primer secretario de la Academia de Ciencias de Cuba (1962); fundador y director del Instituto de Biología de la Academia de Ciencias, organismo precursor del Instituto de Ecología y Sistemática, destacada institución científica de la actualidad; creador de la revista de zoología Poeyana y editor-jefe de la Editorial Academia (1977).

Las menciones anteriores constituyen solo una muestra de las numerosas realizaciones en ese sentido. Lo mismo podríamos decir de los bien merecidos reconocimientos que recibió, tanto de la sociedad cubana como de la comunidad científica internacional: Curador Emérito del Museo Nacional de Historia Natural de Cuba (2003), Medalla Carlos J. Finlay, que concede el Consejo de Estado de la República de Cuba (2008), Doctorado honoris causa otorgado por el Museo Americano de Historia Natural (2016), Premio Nacional de Medio Ambiente, otorgado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba (2019), Premio por la obra de toda la vida, otorgado por el Consejo Nacional de Patrimonio de Cuba (2021), Homenaje y diploma en el 67 Aniversario de la Sociedad Espeleológica de Cuba (2007) y Premio Lazzaro Spallanzani por su obra de estudio y conservación de los murciélagos, otorgado por la Sociedad Americana para la Investigación y Conservación de los Murciélagos, EUA (2007), entre muchos más.

La vida y la obra de Gilberto Silva Taboada marcó no solo a sus contemporáneos, sino a varias generaciones de cubanos e hispanoamericanos, sobre todo de zoólogos. Giraldo Alayón García, aracnólogo del Museo Nacional de Historia Natural de Cuba, nos escribió estas palabras:

Conocí a Gilberto Silva cuando era un estudiante de Secundaria Básica. Lo visité con un amigo en su oficina del Capitolio Nacional, lugar de la sede de la recién fundada Academia de Ciencias de Cuba. Estábamos interesados en la Espeleología y buscábamos orientación, él era el Secretario de esa institución y fue sorprendente, para nosotros, que ocupara su limitado tiempo en dos bisoños estudiantes. La conversación fue breve y precisa, confieso que desde ese momento se convirtió en uno de mis héroes científicos. A lo largo de todos estos años de nuestras relaciones siempre fue el amigo, el maestro, el interlocutor sagaz y el indispensable compañero en el cual encontrar el consejo o la opinión oportuna.

Luis Manuel Díaz, herpetólogo del mismo museo, nos lo describe con estas palabras:

El Museo Nacional de Historia Natural de Cuba merece llevar el nombre de Gilberto Silva Taboada, pues no solo fue su fundador y quien construyó sus cimientos conceptuales y metodológicos, sino también su más ferviente defensor. El rigor y la minuciosidad que caracterizaban a Silva han dejado profundas huellas, a manera de escuela, en todos los que aprendimos de él y disfrutamos deleitantes vivencias a su lado. Fue un hombre de una autodisciplina y sentido del deber cabales, además de una vasta cultura general. No paraba de generar proyectos. Su prestigio, visión y capacidad de comunicación fortalecieron a la institución, abriendo importantes caminos de gestión. Disfrutaba mucho y tuvo una vida sumamente interesante, llena de experiencias únicas, con momentos y personalidades históricos, por lo que fue clave para conectar adecuadamente los tiempos y las generaciones. En su ser primaba el desenfado, la amabilidad, la ponderación, y los toques de jocosidad y buen humor. No solo sus obras científicas constituyen clásicos; Silva, en sí, es un clásico, un pilar de la ciencia cubana. En mi trabajo cotidiano, todavía siento la inercia de querer conocer opiniones y recibir consejos de Silva.

Desde Novitates Caribaea nos unimos al dolor de la sociedad y la comunidad científica cubanas por la pérdida de Gilberto Silva Taboada. Que lleguen nuestras condolencias a sus familiares, amigos y colegas, especialmente a todo el personal del Museo Nacional de Historia Natural de Cuba, homólogo del Museo Nacional de Historia Natural “Prof. Eugenio de Jesús Marcano”, institución auspiciadora y representante de esta revista.

Carlos Suriel

Editor

Santo Domingo, D. N., República Dominicana

12 de julio de 2022